viernes, 14 de noviembre de 2008

CAPITULO XVI

Creo que la prodigalidad, es practicada de manera que sepa que uno es pródigo; y por otra parte si se la practica virtuosamente y tal como se la debe practicar, la prodigalidad no será conocida y se creerá que existe el vicio contrario, ya que un príncipe no puede practicar públicamente esta virtud sin que se perjudique, si es sensato, que no se preocupe porque con el tiempo al ver que con su avaricia le bastan las entradas para defenderse de quien le hace la guerra, y puede acometer nuevas empresas sin agravar al pueblo, pues practica la generosidad con todos aquellos a quienes no quita

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